El lastre de las versiones legacy: cómo el SaaS cambia el juego
2025-10-23
En 2027 SAP dejará de dar soporte oficial a ECC, su ERP “clásico”. Según datos publicados por CIO, casi la mitad de los clientes planean seguir utilizándolo más allá de esa fecha. Eso significa que miles de compañías permanecerán en versiones legacy, con software que cumple su función pero que cada día supone una mayor carga en cuanto a mantenimiento, seguridad y adaptabilidad.
Este caso no es aislado. Lo mismo ocurre con muchos competidores de SAP en el ámbito del software relacionado con la fabricación: instalaciones rígidas y personalizadas cliente a cliente, que quedan congeladas con el paso del tiempo. El resultado es siempre parecido: deuda técnica acumulada, dificultad para evolucionar y costes ocultos que crecen año tras año.
En Bold Factory hemos diseñado nuestro producto precisamente para evitar esa trampa. Y el contraste es claro.
El peso del legacy
El primer problema de las versiones fijas es la obsolescencia tecnológica. Cada año que pasa, las librerías y frameworks sobre los que se apoya un sistema dejan de tener soporte, se vuelven incompatibles con nuevas plataformas o simplemente quedan anticuados. Mantenerlos se convierte en un trabajo cada vez más caro y arriesgado.
El segundo gran obstáculo son las actualizaciones. Pasar de una versión a otra no es solo una cuestión de instalar un parche. Implica proyectos de meses o incluso años: refactorizar código, probar masivamente, adaptar personalizaciones, reentrenar usuarios. En el caso de SAP, muchas empresas llevan una década retrasando la migración a S/4HANA precisamente por el coste y el riesgo que supone.
El tercer punto crítico son las personalizaciones. Tanto en SAP como en MES tradicionales, los clientes acumulan capas de “custom code” para adaptar el sistema a sus procesos. Ese código acaba entrelazado con el núcleo del software. Cada intento de actualización amenaza con romperlo, y reconstruirlo se convierte en un gasto constante.
Todo esto deriva en un cuarto problema: la fragmentación de versiones. Cuando cada cliente está en un release distinto, el proveedor debe repartir sus recursos en múltiples ramas de soporte, con menor capacidad de innovación y mayor exposición a vulnerabilidades. Al final, el cliente también paga esa ineficiencia.
A todo ello se suman los riesgos de seguridad, la dependencia creciente del proveedor y la desmotivación de los equipos técnicos, que ven cómo sus competencias quedan atrapadas en un ecosistema obsoleto.
La advertencia del caso SAP
El retraso en la migración a S/4HANA es un síntoma claro de lo que ocurre cuando una plataforma no ofrece un modelo de actualización fluido. A día de hoy, solo el 39 % de los clientes de ECC ha dado el salto. El resto se mantiene en versiones que, en breve, quedarán oficialmente obsoletas. SAP ofrece opciones de soporte extendido hasta 2033, pero eso no soluciona el problema de fondo: un sistema que envejece mientras la competencia innova.
Esta misma dinámica se repite en proveedores de MES que trabajan con instalaciones locales y proyectos altamente personalizados. Cada cliente evoluciona a un ritmo distinto, y la base instalada se convierte en un mosaico de versiones que frena tanto al proveedor como al propio cliente.
El modelo SaaS como alternativa
La clave del SaaS no es solo la nube, sino la actualización continua. No existen saltos de versión traumáticos, ni ramas divergentes que mantener. Todos los clientes avanzan al mismo tiempo, con mejoras graduales y sin interrupciones mayores.
Esto se traduce en varias ventajas tangibles:
- Menos deuda técnica: el software se mantiene vivo y actualizado.
- Más seguridad y compliance: los parches se aplican de forma centralizada, reduciendo la exposición a vulnerabilidades.
- Extensibilidad sin romper el core: las personalizaciones se gestionan mediante APIs y módulos externos, sin comprometer futuras evoluciones.
- Eficiencia operativa: un único canal de versión permite al proveedor concentrar recursos en innovación real, no en sostener ramas antiguas.
En el caso de Bold Factory, este modelo significa que un cliente puede crecer sin miedo a quedarse atrás. No hay que planificar migraciones millonarias cada diez años ni acumular deuda técnica invisible.
Conclusión
El caso de SAP muestra lo que ocurre cuando los clientes pueden postergar indefinidamente el cambio: se acumula deuda técnica, aumentan los riesgos y la innovación se detiene. Esa es la advertencia para cualquier organización que siga trabajando con software de versiones fijas, ya sea un ERP global o un MES local.
El modelo SaaS ofrece otra lógica: estar siempre en la última versión, con extensiones desacopladas, seguridad gestionada de forma centralizada y una plataforma que evoluciona al ritmo del mercado.
Ese es el camino que seguimos en Bold Factory. No solo porque sea más moderno, sino porque creemos que es la única forma sostenible de que la tecnología de operaciones acompañe —y no frene— la estrategia de negocio de nuestros clientes.
